Thursday, June 18, 2020

Lavand y Dolina


Lavand: hace numerosas pausas pequeñas entre oraciones, y unas más largas de vez en cuando, logrando un efecto de suspenso. Mira al público constantemente, juega con sus manos y con los objetos en su poder mientras está hablando. Realiza varias reflexiones filosóficas en medio de sus anécdotas, algunas propias y algunas ajenas, pero relata ambas con la misma pasión. No sólo impresiona con sus habilidades narrativas, sino también en las áreas de la poesía y el ilusionismo. Se pone de pie cada vez que concluye un relato, agradece, y vuelve a sentarse al cabo de un rato. Está muy metido en un personaje serio, pero que no carece de emoción y carisma: el público está encantado con su espectáculo y él claramente sabe cómo lograr ese efecto en ellos.
Dolina: en este caso, las cosas son bastante distintas ya que no contamos con una imagen, y por lo tanto no puede hacer uso de gestos visuales, obligándonos a prestar más atención a las cosas que no podemos ver. Cuando habla de algo explica su contexto histórico, político y social, empezando de manera seria, con datos verídicos, e incluyendo de manera inesperada comentarios humorísticos al respecto. Hace menos pausas que el narrador nombrado anteriormente, y habla con más rapidez y de una forma mucho más casual y cotidiana, como una persona cualquiera que está contando una anécdota. De vez en cuando usa un vocabulario vulgar, que interrumpe un poco su relato. La manera que tiene de contar las cosas hace que no estés seguro de si creerle o no, ya que su falta de seriedad te hace dudar de qué es verdad y qué es invento. Al citar las tan esperadas traducciones mencionadas en la historia de Li Po, realiza un cambio de tono de voz, metiéndose en un personaje completamente distinto. Cada tanto, realiza comentarios cómicos que no tienen nada que ver con la historia que está compartiendo.

No comments:

Post a Comment