En
esta crónica, María Moreno está localizada en la Plaza de Once. Al principio da
la impresión que va a contar las cosas desde la perspectiva de su madre, a la
cual no parecía agradarle mucho ese lugar. Lo describe como lleno de apuros,
urgencia, multitud. La plaza parece tener bastante mala fama. Más de una vez
hace comentarios políticos, especialmente sobre Perón.
Menciona
datos personales de manera casual, como el de la empleada de su infancia, o que
tiene un hijo. No dijo que era profesora en ningún momento hasta que alguien la
llamó así. Supongo yo que esto es porque en la crónica el cronista es el que
tiene menos importancia.
Hace
saltos en el tiempo: empieza por el pasado y antes de que te des cuenta está
hablando del presente. También hace saltos en el espacio, a mi parecer. Nunca
se va de la plaza, pero su ubicación exacta no es clara. Da la impresión de
estar recorriendo los distintos lugares que la rodean. Y por sus descripciones
minuciosas y largas de todos los establecimientos, parece que estuvo muchas
horas ahí.
Cambia
de tema bastante seguido. Se mueve de un personaje a otro, de un lugar a otro,
sin necesariamente establecer un hilo entre ellos, como si los estuviese
enumerando. El personaje en quien se adentró con más profundidad fue Sandra
Opaco: no me quedó muy claro en qué se basó su conversación o por qué estaba
tan interesada en hablar con ella en primer lugar.
No
hace muchas introducciones a los personajes, habla como si los conociéramos de
toda la vida, como si fuéramos del mismo barrio. En muchas ocasiones dice
frases algo poéticas y metafóricas, y también aprovecha para criticar un poco
los temas que toca.
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