Quizás,
si no te hubieras dormido tan tarde la noche anterior, hubieras escuchado antes
los ladridos incesantes de tu perro que estaban sucediendo hace horas. Lo
hubieras buscado, pero no lo hubieras encontrado. Hubieras notado que el sol
aún no había salido a pesar de que el reloj marcaba las dos de la tarde. Hubieras
mirado por la ventana para observar que en las calles tan pobladas de tu ciudad
no se podía ver un alma. Hubieras encontrado en la puerta de tu casa, un raro
libro esperándote en el suelo, repleto de símbolos extraños que hubieras sido
incapaz de descifrar. Hubieras salido, hubieras corrido, hubieras gritado, y
hubieras descubierto que todos se habían ido. Hubieras recorrido largas
distancias en busca de vida y te hubieras topado después de horas con un gran
espejo. Del otro lado hubiera estado tu perro, ladrando, llamándote para que
vayas con él. Hubieras abierto y cerrado los ojos muchas veces para poder creer
lo que veías. Hubieras pensado por horas, hubieras llorado de desesperación, te
hubieras lanzado una y otra vez contra el espejo para intentar atravesarlo,
dañando no solo al objeto, también a ti mismo. Hubieras oído el ruido de la
alarma y te hubieras despertado. Hubiera sido solo un sueño.
Me gustó mucho, al principio no podía entender lo que ocurría, pero en el transcurso del relato me fui relacionando de alguna forma con el personaje, hasta llegar al final que logró que me desespere con el personaje queriendo recuperar al animal. El final está bueno porque, después de todos esos nervios, hace que te tranquilices con una simple frase.
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